Saturday, April 12, 2008

Un punal llamado Olvido



La olvidé como se olvidan... los sueños con los años, la maté como se matan... amores con rutinas, la sequé como se secan mil y un besos en los labios...y la amé como tan sólo... una vez se ama en la vida. Contemplé como se miran las estrellas y la luna sus gigantes ojos negros que colgándose en los míos eran cómplices del crimen de que la ame cual ninguna...de mis besos que llovían en sus poros desvaríos...Y le di tan sólo todo y un rasguño de infinitos y un jardín de juramentos que quizá ya no visita...un por siempre que no muere y que en los ojos llevo escrito...un puñado de momentos... y un millón de atardeceres. La recuerdo en el respiro, el segundo, el firmamento...la revivo en el espejo conversándome al oído...la imagino entre mis sábanas cuando su olor encuentro como beso del pasado... de un puñal llamado olvido.



Beto Aveiga

Los Mas Tristes De La Noche



Puedo escribir los versos más tristes esta noche...Escribir, por ejemplo : ’La noche está estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos’.
El viento de la noche gira en el cielo y canta...Puedo escribir los versos más tristes esta noche.Yo la quise, y a veces ella también me quiso....
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos....La besé tantas veces bajo el cielo infinito....Ella me quiso, a veces yo también la quería...
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche....Pensar que no la tengo.
Sentir que la he perdido.
Oir la noche immensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío...
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo.
A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos arboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto al amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos...
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque ésta sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.